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Historia, Leyendas y Tradiciones.
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P. L. Giuseppi y la siempreviva del Espigüete (Sempervivum Giuseppii). Por Nacho Cuesta.
Las duras condiciones climáticas del Espigüete y otras cumbres cercanas
(alrededor de 2.500 m.) provocan el nacimiento y desarrollo de infinidad de tipos de
líquenes y pequeñas plantas características de la alta montaña. De entre todas estas
especies, las siemprevivas destacan por su pequeño tamaño pero también por su
resistencia durante todo el año.
En 1935 el Dr. Paul Leon Giuseppi, presidente de la Alpine Garden Society británica,
y durante una de sus expediciones por la Cordillera Cantábrica, descubrió en la Peña Espigüete
una nueva especie de siempreviva, que crecía entre las escarpadas grietas calizas cercanas a la
cumbre (a partir de 1.800 m.).
Sus hojas, compactas y de un verde profundo, están densamente cubiertas por diminutos pelos
blancos, lo que le da al rosetón (2,5-3,5 cm. de diámetro) una apariencia aterciopelada.
La flor de esta especie es de un intenso rojo carmín y aparece en el mes de Junio.
Fueron descritas científicamente por primera vez en 1941 (AGS Bulletin 9:115) por el
Dr. R. S. Wale como Sempervivum Giuseppii en honor a su descubridor.
Conviene decir que esta especie es endémica de la Cordillera Cantábrica y a veces se la
referiere como un híbrido de la S. Cantabricum (a partir de 700 m. altitud y con bordes
rojos en todas sus hojas) y la S. Arachnoideum (a partir de 300 m. altitud y con pelos
más largos formando una especie de tela de araña en el centro), y por lo tanto la
interpretación de la naturaleza exacta de esta planta es difícil.
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